Diputados del Partido Popular desplantan una enmienda de su partido y defienden con dos bemoles posturas contrapuestas.
Todavía existe una forma distinta de hacer política en nuestro país, y no es otra que adecuar la voluntad de acción con la coherencia concurrente entre lo que uno piensa y lo que posteriormente se ejecuta.
No se ha desatado ninguna alarma social, ni parlamentaria, ni partidista. La actuación de dos diputados del PP, Santiago Lanzuela y Ángel Pintado, simplemente demuestran la hábil y elegante capacidad de reacción frente a cuestiones extemporáneas que se alejan del sentir programático para la Comunidad Autónoma de Aragón. Estos diputados que brillan con luz propia, no han dudado en retirar de sus conciencias aquello que ven perjudicial para los intereses de sus Comunidad y, porqué no, para su partido. Ninguna descalificación, ningún galimatías, ninguna fricción, todo lo contrario, honestidad, buen hacer y un alto grado de congruencia.
La verdad es que ya se echaba en falta en la arena política decisiones como esta, que lejos de retar a su propio partido, obedecen al más puro raciocinio que el ser humano puede alcanzar. La disciplina de voto en materias inoportunas no va con ellos, lo que no significa que sean diputados díscolos o afrentosos, sino todo lo contrario, despiertan tanto en el seno de su propio grupo parlamentario como en el resto de los que componen el hemiciclo, el interés por hacer las cosas bien denunciando tácitamente a quienes se dejan arrastrar por el conformismo acomodaticio y la pusilanimidad en aras de seguir ocupando sus dúctiles escaños sin levantar la sospecha de su adulado portavoz o líder se su respectiva formación política.
La escenografía que resultó esta semana en el Congreso de los Diputados, cuando se estaba votando en el Pleno la enmienda proveniente del PP acerca del recalcitrante pro-trasvase del Ebro, los diputados populares Lanzuela y Pintado sin hacer ruido pero sin esconderse de sus correligionarios, acertaron al abandonar sus asientos con el objeto de no votar aquella, acto éste significativo y quizá reivindicativo que pone en “solfa” al núcleo duro del Partido Popular. Y es cierto, tuvieron arrestos para dejar claro que por esa línea no se gana al pueblo ni las futuras elecciones, que en primer término debe primar la defensa de Aragón y posteriormente y según convenga se podrá pactar aquello que razonablemente mejore la convivencia pacífica y solidaria, pero nunca al revés. Por el contrario, los populares Verónica Lope y Ramón Moreno, votaron a favor de la enmienda no se sabe muy bien si por inercia parlamentaria, por sometimiento puro y duro a los dictados de las altas esferas o por seguir en la agradable línea oculta de su partido.
Existen otros asuntos de enorme relevancia como la corrupción inmobiliaria, el terrorismo y la usurpación legal tras las elecciones catalanas, como para venir ahora con enmiendas desfasadas relativas a la pugna por el Ebro.
Sin duda que a estos dos diputados del PP se les habrán colapsado sus líneas telefónicas, cosa lógica y elemental en los cargos públicos. Pero aún así una cosa está clara, la firmeza en las convicciones, el pulso estable en las decisiones y la prudencia antes de intervenir, aseguran la integridad personal y ensalza la calma al saber que, aquello que se hace sin doblez, atrae la serenidad. Personas de la vida pública como Santiago Lanzuela y Ángel Pintado son dos ejemplos con los que la ciudadanía, sin mirar demasiado el color del partido al que representan, es arrastrada más por la hombría en la forma de proceder, que por los retóricos discursos verborreicos de aquellos que con frecuencia nos tienen acostumbrados, al no poder sobresalir éstos en su “carrera política” debido a sus restrictivas y limitadas inteligencias. Porque al final, la gallardía y el coraje son dos elementos que en conjunción armoniosa son los que mueven al mundo y dinamizan la vida, y en muchas ocasiones ayudan a encontrar soluciones convincentes y ventajosas.
vicenbarbarroja.
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