Friday, January 05, 2007

Aragón es líder en el ascenso de los precios inmobiliarios.


Es una buena noticia acreditar que Aragón es por fin número uno en alguna cosa; lo triste es verificar que el liderato lo ostenta en el desmesurado descontrol de los costes en la construcción de los pisos de obra nueva.

Recuerdo con desagrado que al comienzo de la vigente y desafortunada legislatura, tanto en el ámbito nacional como autonómico y local, la culpa de la presión inmobiliaria y del incremento del precio de un bien tan “necesario” como es la vivienda, según los parias socialistas era de Aznar, ese molesto intelectual que llevaba a España por senderos de progreso efectivo.

Con la entrada de Zapatero en el Gobierno Central, preocupado por reducir el importe y mejorar la calidad de los pisos hasta “fabricó” un Ministerio, el de Vivienda, de nueva generación y de progresista diseño para mitigar la especulación que le achacaban a la época de Aznar.

ZP tuvo tanto empeño en ofrecer a los españolitos un hábitat donde poder convivir y proveer a la juventud el ansiado nido de amor que tanto demandaban, que hasta puso al frente del precitado Ministerio a la adormilada e iletrada Mari Antonia Trujillo Rincón, cuyo saluda al comenzar su cabalgadura rezaba así: “El Gobierno, en el compromiso con los ciudadanos de dar cumplimiento al derecho de acceso a una vivienda digna como se pone de manifiesto en nuestra Constitución, ha considerado estratégico intensificar otras políticas en este campo que amplían las posibilidades de elección de la ciudadanía en lo que a su residencia personal respecta.
El Ministerio de Vivienda, como departamento responsable del diseño y adopción de las medidas estratégicas en este ámbito, ha creado una herramienta de dinamización del mercado del alquiler en beneficio de las personas que demandan vivienda, de los propietarios, de los profesionales del sector, de las administraciones…, en definitiva, en beneficio de todos los que, en mayor o menor medida, son protagonistas del mercado de la vivienda.
La Sociedad Pública de Alquiler, a partir de los principios de seguridad, integración y complementariedad, amplía las posibilidades que en la actualidad ofrece el mercado del alquiler, cambiando la tendencia desde la opacidad a la transparencia. Ofrece con solidez un producto que se adecúa más a las variaciones que los ciudadanos experimentan durante la evolución de sus vidas, adaptándose a los cambios de su entorno profesional, de sus circunstancias personales, afectivas o familiares.
A diferencia de lo que ocurre en los países de nuestro entorno, donde se goza de una amplia cultura del alquiler entre los ciudadanos, en España las viviendas en este régimen representan un ínfimo porcentaje en comparación con las de propiedad. Nuestro objetivo es ofrecer al mercado las viviendas vacías con el fin de atender a las demandas ciudadanas y de incrementar la productividad de la economía nacional. Pretende en definitiva, romper las ataduras que las circunstancias del mercado nos han impuesto, haciéndonos, por qué no decirlo, ciudadanos más libres.”

Con todo, y sin entrar en comentarios a estas palabras que servirían para dar cobertura a demasiados artículos periodísticos de opinión, la desoladora realidad tras estos años de gobierno socialista nos brinda un panorama bien distinto. En Aragón, los representantes institucionales ni han sabido ni han querido reducir el coste de la vivienda, pues los pingües ingresos que fomentan las promotoras y en general el negocio que rodea al ladrillo no permite una razonable disminución del dinero para la compra de los inmuebles. Y aquí es donde entran en juego los anfitriones de esta puesta en escena: los ayuntamientos y las entidades públicas provinciales y regionales.

En Aragón existen demasiadas áreas protegidas ecológicamente, con lo que el terreno para construir viviendas disminuye y por tal motivo aumenta el precio por metro cuadrado en la construcción. El suelo escasea no por que no lo haya, pues en el caso de Zaragoza por poner un ejemplo, la llanura prima sobre el monte. Lo donoso de Belloch y de Iglesias es que encarecen el terreno porque lo limitan alevosamente con el fin de ir “cediéndolo” con cuentagotas para dosificar paulatinamente el incremento de los bienes inmuebles cuyos destinatarios son los ciudadanos que cada vez se ahogan más en el imperio de las hipotecas.
Y habando de hipotecas, al afrontar el 2007 se espera que la vivienda nueva continúe subiendo lo que lleva consigo un mayor impacto en el mes de enero, pues será cuando los ciudadanos verán materializada la subida de los tipos de interés tras la preceptiva revisión de las hipotecas de precio variable. Según la Agencia Negociadora de Productos Bancarios, las hipotecas rayarán el 5% de interés durante el 2007. El esfuerzo financiero de las familias también crece al ritmo que lo hace la vivienda, con el agravante de que se prevé para el año en curso un recrudecimiento de la competencia bancaria por el mercado hipotecario que se acentuará con los gastos de la notaría y la cancelación de préstamos vistos para la renegociación.
Así las cosas, con este socialismo ilustrado que nos invade desde hace unos años, lejos de conseguir una reducción en los precios de la vivienda y promocionar la accesibilidad a un hogar, se ha desatado la presión fiscal y se han evaporado las espectativas de ahorro e inversión, además de provocar la minoración del crecimiento económico e industrial. Esta es la estrategia a la que nos tienen acostumbrados los “barones rojos”: despilfarrar lo que otros, a la sazón el PP, tuvieron que reparar para que más tarde y de nuevo vengan otra vez los sociatas con ansia de poder y nos vuelvan a desplumar.
Incongruencias de la vida pública de unos políticos que deberían desaparecer del entorno de nuestras existencias. Para atajar el mal mejor, cortar por lo sano y de raíz.
Vicente Franco Gil.

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