Friday, January 05, 2007

Las instituciones aragonesas de titularidad socialista enmudecen ante el terror.


Una tibia declaración de condena al terrorismo es la que ofreció el gobierno de Aragón en la que el Grupo Popular matizó su innecesaria materialización debido a la obviedad de la misma.

Espeluznantes y barrocas afirmaciones de diversas fuerzas políticas en donde la ambigüedad y la hipocresía reinan con cetro de prepotente desprecio. Mientras el lehendakari Juan José Ibarreche manifestó que no da por roto el proceso de paz tras el atentado del T-4 de Barajas, el bárbaro Otegui asevera que con los acontecimientos del sábado el proceso es más necesario que nunca, amen de no lamentar como siempre, el luctuoso hecho acaecido en el aeropuerto de Madrid.

El empecinamiento de Zapatero y los satélites de su absolutista y sectario poder, supera con creces toda perspectiva ética y humana, rayando las cotas más altas de la ignominia. La soberbia, la vanidad, el orgullo, la autosuficiencia y el engreimiento personal, suman un cúmulo de despropósitos cuyas consecuencias envenenan a la inerme ciudadanía que observa pavorosamente cómo los representantes del pueblo soberano, ebrios de una inicua locura, ni resuelven el problema terrorista, ni satisfacen el interés general, y lo peor, ni quieren por no saber ir de la mano de la razón de la oposición para no reconocer el error larvado que, desde su génesis, el PSOE engendró con malignidad.

Y siguiendo el sin sentido de esta situación, el Aragón, Marcelino Iglesias firma una declaración en la que lejos de reconocer el fracaso de sus correligionarios socialistas, apela al apoyo del Gobierno Central en vez de recalar en el puerto de la lógica y de la sensatez. Ningún miembro del PSOE se alcanzó a ver en la manifestación de ayer lunes en la plaza de España de Zaragoza convocada con la plataforma Convive; ningún miembro del PSOE ni de la CHA, sus socios en el consistorio, en la puerta del Ayuntamiento de la inmortal ciudad de Zaragoza a las 12:00 horas de hoy en la manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) con delegación en Aragón. Un triste escenario cuya lectura desvela la indiferencia de la izquierda actual, una izquierda acomodada en la que prima por encima de las personas los intereses de partido, de un oscuro partido que hiede a podrido, podredumbre que salpica a la inocencia de los muertos y a la de sus seres queridos. Un insulto a las normas más elementales de convivencia.

El PSOE, en toda su extensión institucional, debe hacer un acto profundo de reflexión, un examen de conciencia para que abiertamente y honestamente reconozca la equivocación a la que tanto el PP como la AVT y otros entes de decencia constatada, vaticinaban como un fracaso anunciado. Si es cierto que con la vida de las personas no se juega, no es menos cierto que de seguir por la senda de la intransigencia, además de propiciar más muertes inocentes, la bestia etarra afilará aún más si cabe sus mandíbulas cada vez que vea flaquear la autoridad gubernamental y la humillante cobardía institucional encarnada en la debilidad y pusilanimidad del presidente del gobierno español.

Sr. Iglesias, no se una a la desfachatez de su homónimo nacional y tenga la gallardía de decir “basta ya” y desde su posicionamiento en Aragón apoye claramente y con raciocinio a sus contrincantes políticos pues en la unión está la derrota del cáncer abertzale. No se olvide, pues aunque muchos aragoneses no le hayamos votado, nos debe rendir lealtad a los portadores de la soberanía nacional.

Vicente Franco Gil.

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