Sunday, November 19, 2006

La modificación del sistema de ascensos en la carrera militar por la vía de méritos hiede a favoritismo y manipulación.


Zapatero mueve sus tentáculos en materia de Defensa en la que, lejos de primar la antigüedad en el empleo, premiará aquellas conductas de lealtad ciega al mando y de sumisión completa al adoctrinamiento gubernamental.


Puestos a modificar las estructuras de cada institución del Estado español en un alarde de control exhaustivo, el presidente por accidente ZP pretende reformar la enseñanza militar para controlar otro de los pilares básicos de su imaginario imperio. Y tanto es así que en el último Consejo de Ministros ya fue presentado un informe acerca del anteproyecto de Ley de Carrera Militar en el que se estima conveniente una modificación sustancial tanto en el sistema de enseñanza como en el de ascensos.

El ámbito castrense es todavía uno de los pocos espacios en donde la libertad de expresión, en sentido lato, está vetada. La rigidez y el acatamiento a las ordenes se lleva en demasiados casos a extremos incongruentes. En ocasiones parece como si el ordenamiento jurídico “civil” y los principios constitucionales no fuera con aquella institución, como si las decisiones de los superiores partieran de dogmas irrefutables más bien fruto del libre albedrío y de un código sui generis desamparado de raciocinio, que de la aplicación normativa vigente. Pero también es de destacar la milicia es un buen caldo de cultivo para fomentar multitud de valores que por desgracia con la política socialista poco a poco van desapareciendo, pues parece ser que el honor, la lealtad bien entendida, la abnegación, el sentido del deber y la satisfacción del trabajo acabado con perfección van dando paso a un ideario ligth en donde el militar de carrera va dejando de ser un icono al servicio de la sociedad para ser considerado como un simple funcionario remunerado por la Administración, vestido de verde y asido de un fusil.

A este respecto, la vicepresidenta del Gobierno Fernández de la Vega y el ministro de Defensa Alonso, justifican esta modernización de los Ejércitos basándose en un sistema de ascensos primados por el “mérito y la capacidad”, condiciones que sin duda siembran la sospecha. En este sentido no cabe dudada de que la ideología socialista enarbolada por Zapatero, que avasalla la todavía llamada España, va estirando su obscurecida y siniestra sombra que penetrando sigilosamente por todas y cada una de las instituciones, asume como fin el control solapado del ejercicio del poder, un poder que hunde sus raíces en la exaltación de la razón de un iluminismo trasnochado.

Por ello es desaprensivo preferir y promover el impulso de un sistema de méritos que puede llegar a fomentar el enjuague o lametón de traseros de los subordinados hacia quienes ostenten el poder de decidir en cada momento la concesión de medallas y distinciones o de aquellos que por su autoridad son dueños de atribuir la asignación de cursos o los destinos de libre designación que reportan mayor sueldo y además propician la acumulación de un concurso de vicisitudes indispensable para que la hoja de servicios vaya elevándose en rango y categoría.

Es obvio que la pretensión del gabinete de Zapatero es tener ganados y de su lado a los militares de carrera con alta graduación que respondan mejor a ese catálogo goloso de sumisión incondicional. Así la discriminación podrá crear una brecha más amplia y más injusta, pero esta vez encubierta pues la antigüedad, que hasta la entrada de los preclaros socialistas era un “grado” y dotaba de capacidad de decisión, pasará a ser relegada por la bisoñez mentecata de algún “enchufadillo” que ávido por ocupar a la mayor brevedad posible la cúpula de su profesión, se encontrará en disposición de obedecer sin titubear al órgano político que sutilmente lo maneje, cual títere de feria que sin rechistar acata y se inclina ante su más fiero e hipócrita ejecutor. De esta forma el Gobierno de la nación compuesto por una multitud de titiriteros, hará de la farándula el motivo de su veraz representación política, y los Estados Mayores de los tres Ejércitos se doblegarán “legalmente” hacia el emperador ZP que les dictará convenientemente el cómo y el qué de lo que rectamente deberán hacer.

¡ Que viva Zapata, digo, ZetaPe!

vicenbarbarroja.

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