Negativa rotunda de la Consejería de Educación en Aragón para trasladar a unos alumnos crueles.

En días pasados, en el colegio Condes de Aragón ubicado en Zaragoza, unos alumnos provocaron destrozos de importante consideración y a pesar de ello no van a ser trasladados de centro.



La indignación de los padres del resto de los alumnos del Colegio Condes de Aragón se eleva a cotas de incontinente resignación. Después de que haya pasado un mes desde que los actos vandálicos destruyeran gran parte del mobiliario del colegio y la cifra de los estragos se haya elevado a una cantidad dinerario nada despreciable, la única sanción impuesta para aquellos adolescentes es la expulsión del centro escolar por el periodo de 5 días.

Con esta medida y con la negativa de trasladar a estos potenciales delincuentes, que de hecho ya lo son, por parte de Educación para erradicar con su ausencia futuros brotes violentos que menoscaben la buena marcha del curso, para evitar que deterioren las instalaciones del mismo y contravengan el ideario de la dirección del colegio, no cabe duda que se está otorgando encubiertamente licencia a los referidos alumnos sancionados para que en virtud de la “rebaja” del castigo impuesto vuelvan, si así les apetece, a realizar actos similares a los acaecidos en el pasado.

Para recordar es preciso decir que los alumnos inculpados quemaron mesas, sillas, ordenadores y paredes. Esta situación no se identifica con un mero “calenton” adolescente que responda a la rebeldía propia de la edad, ni a algo parecido a una pataleta de niños. Los actos violentos y alevosos de estos jóvenes fueron más allá de lo que pudiera ser una reivindicación escolar. La realidad fue bien distinta, pues se implicaron en la materialización de hechos constitutivos de delito, y eso para la vida que les queda aún por delante son ya palabras mayores.

Con este panorama que manifiesta un alto grado de impotencia, los padres se ven incapaces frente a la decisión de la Consejería de Educación en Aragón de la que es responsable Eva Almunia, pues ven en ella una afrenta institucional y una cobardía en esta actitud impropia de un Gobierno autonómico que cada día es más ruinoso y rancio. Además es de considerar que la dignidad de la dirección del colegio se ve igualmente empañada por la dejación de la consejera pues lo propio hubiera sido trasladar a estos alumnos atroces a otro centro escolar en donde, fuera de su ámbito y dominio, pudieran recapacitar acerca de sus maléficas conductas y así poder encauzar inmediatamente con rectitud sus conciencias para que, pidiendo perdón por lo que hicieron que todavía no lo han pedido, se rehabiliten moral y éticamente hablando y sigan formándose con los estudios correspondientes que seguro les reportarán más beneficios que consecuencias nefastas.

vicenbarbarroja