Sunday, January 14, 2007

La culpabilidad demagógica y el arte de ser un protagonista ilegal.


El socialismo actual de diseño se ha olvidado de atender al obrero y ha relegado al paria. Ahora le es más rentable fomentar la mentira basándose en la ambigüedad, la maledicencia y la ficción política. Lejos quedan las proclamas con olor al humo d elas fábricas.


No podía ser de otra manera. Lo de la subida al poder de Zapatero si que fue un accidente y no la explosión alevosa y asesina del T-4 en Barajas. Pero nadie dice nada. Cuando el PSOE ejerce de oposición, sus sibilinas y sagaces artimañas afloran como las flores de primavera y arrastran a la ciudadanía española considerada mediocre haciéndoles creer lo increíble. Los nuevos socialistas de diseño, los de gomina cara y corbata de seda, utilizan la más fina destreza en enfrentar contra el centro-derecha del PP a un abanico extenso del pueblo soberano.

Cuando sucedió lo del Prestige, a pesar de haber tomado las medidas oportunas y los estudios técnicos convenientes, la culpa fue de Aznar. Cuando se enviaron tropas del Ejército español a Irak en “misión de paz” (sanidad principalmente), como así consta en a la sazón en las revistas divulgativas de Defensa y en diferentes informes periciales, se levantó una fuerte oposición hacia Aznar. Cuando se produjo el luctuoso atentado terrorista del 11 M que conmocionó al mundo entero, la culpa fue de Aznar, pues hasta le llamron asesino y apedrearon varias sedes del PP por toda España, amen de la ira mediática y falacia socialista que se vertió como pulgas al “perro flaco” del PP.

En los ocho años de gobierno aznarista, hubo unanimidad de las izquierdas para boicotear las actuaciones del Ejecutivo nacional fueran las que fueran, y en demasiadas ocasiones los españoles entraban al trapo. Craso error.

Pero en la era ZP, cuando se desató el incendio en la provincia de Guadalajara, aquel pasado pero todavía próximo verano donde desgraciadamente murieron varios de los bomberos que intervinieron en su extinción en parte por la negligencia de los poderes públicos, ahora todo está pasado. Cuando se enviaron tropas españolas al peligroso escenario bélico de Afganistán, nadie manifestó en la calle su malestar por aquel envío. Cuando ETA atentó el 30 D, no por accidente sino sabiendo y queriendo, nadie tampoco se ha echado a la calle con pegatinas y pancartas de crítica gubernamental.

Y ahora que, tarde y mal, se convoca una manifestación producto más de qué dirán que de la decencia de un Gobierno de la nación, Zapatero hace sus rebajas omitiendo palabras como la de “libertad” por no herir susceptibilidades, y aquí no pasa nada.


Mientras tanto, los ilegales, los batasusnos, son los que más provecho y tajada sacan de esta sinrazón política y coyuntural. El desatino de los intereses particulares del pendenciero PSOE ganan frente a la decencia, afirmación y seriedad de un PP que está lastrado y manchado por la venenosa y corrosiva convergencia de las izquierdas bravuconas. No me extraña que España sea, en cierta medida, el hazmerreír de la geografía internacional, pues en un asunto tan grave y de Estado como es el terror y los atentados brutales de los sicarios desalmados de la ETA, no media el consenso rápido y unísono de la democracia moderna, sino más bien prima la desestructuración de un sectarismo interesado que obstaculiza el desarrollo pacífico de su pueblo.

Con la ETA se podía terminar en horas, con los ilegales de turno, esos que los medios de comunicación a base de sacarlos en prensa y TV crecen desmesuradamente, bastarían unos minutos. La soberbia y el rencor todavía poseen demasiado peso específico. Lástima que Caín matara al inocente y respetuoso Abel. Lástima que la política española no apueste por las personas y sí por los escaños. Al final lo cierto es que todos daremos cuentas, y entonces no servirán para nada los lamentos.

Vicente franco Gil.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home