Saturday, May 20, 2006

COACCIÓN LEGAL

Un sistema democrático debe garantizar y promover en todo caso los derechos de los ciudadanos, a excepción de nuestro país pues el gobierno central mira hacia otra parte promulgando desvaríos incandescentes, espinosos y huérfanos de motivación social. La reciente aprobación de la ignominiosa y menesterosa LOE mutila laxamente las libertades constitucionales mientras que Pérez Rubalcaba, el taumaturgo de las filas socialista, se disfraza de ficción en un alarde abusivo de mentir y corromper todo brote de porte un halo de verdad.

Zapatero, el jóker revolucionario del siglo XXI, sacó adelante esta obcecada ley con poco más del 50% del consenso político ninguneando los tres millones de firmas rubricadas por las más altas instancias representativas de nuestra nación las cuales avalaban la justificada supresión de la reprobable ley.

Además con la adicional asignatura "ex novo" obligatoria, evaluable y computable de la “Educación para la Ciudadanía” el Estado, al más puro estilo leninista-estalinista-marxista, asume brutal y solapadamente un adoctrinamiento ideológico de marcado interés. Nuestro beatífico anfitrión ZP todavía no sabe o no quiere saber que los padres educamos a nuestros hijos a la luz de nuestras propias convicciones en virtud del artículo 27.3 de la Constitución española, vigente y aplicable en estos momentos.

Esta usurpación dolosa revela una vez más que España está ganando vertiginosamente puestos de ascenso en la escalada del más genuino sectarismo totalitario.


vicenbarbarroja

Wednesday, May 17, 2006

Publicaciones dolosamente engañosas

Tras la edición en papel de "El Código Da Vinci" ahora viene el ciclón en las grandes pantallas. Está claro que es un filón de oro por medio del cual las arcas de unos pocos se llenan con el ansia marketingnizada de unos muchos. Lo pernicioso de estos eventos se centra en el deplorable nivel cultural de análisis crítico el cual es practicamente nulo en lectores y espectadores que felizmente se lo tragan todo como ballena en el océano al abrir su grandiosa boca.

Hoy más que nunca, y no sé por que, existe una tendencia manipuladora que, lindando la ilegalidad, la difamación y el insulto, persigue aleccionar e instruir en el arte de la pseudociencia a las personas a través de reportajes novelescos de pura ficción carentes de todo vínculo histórico y documental. Si bien novelar e inventar a pesar del mal gusto es lícito y según para quienes hasta loable, no por ello debemos dejarnos amedrentar por la furia de mentes que pretenden mutilar la poca o mucha base que portamos los ciudadanos de a pie.

Desde esta perspectiva, el Código Da Vinci distorsiona, desnaturaliza y prostituye no solo la historia, sino que pone de manifiesto su incisión más ecerada hacia la Iglesia Católica y concretamente a una promoción apostólica cuyo fundador fue declarado hace unos años santo, la cual siempre ha tenido cercana la sombra de la tribulación por parte de la contradicción de los buenos y como no de los malos.

En este libro/película se cuestionan, por ejemplo, la autenticidad de los Evangelios. Para desmontar esta teoría diremos que estos como libros históricos que son, reunen sin duda las tres condiciones básicas a que obedecen ese tipo de obras, a saber: autenticidad, vericidad e integridad. Los hechos de Jesús pueden ser perfectamente comprobables mediante fuentes independientes del conocimiento histórico. Además, es muy improbable que los mártires mueran por defender a ultranza una sarta de mentiras. Con la cantidda de copias en varios idiomas que desde antigüo se presdribieron es muy fácil encontrar aquellas que puedan ser apócrifas o falsas.
El propio Rousseau, que por cierto no despertaban los Evangelios en él una simpatía particular ni sentía predilección por la fe católica, ya comentó que no era una forma de inventar lo que relataban los Evangelios tanto por su contenido como por su redacción. A pesar de la cantidad ingente y existente de documentos y de su diversa procedencia, todas las versiones nos han llegado con dos testimonios comunes: la fidelidad y la veneración con la que se han plasmado.

En fin, como es de suponer yo no ire a ver al cine la película. Frente a toda esta intoxicación sibilina y sagaz que ha penetrado la mente en diferentes estratos sociales, recomiendo leer unos cuantos libros para contrarrestar y equilibrar lo que el Código Da Vinci nunca contará: la verdad. Así pues tenemos en el mercado libros como "El engaño Da Vinci" de Mark Shea y Edward Sri; o "Los misterios del Código da Vinci", "Descodificando a Da Vinci" y "Descodificando a María Magdalena" todos de ellos de Amy Welborn.

Si en algún momento no saben qué hacer y el ocio les fagocita, lean estos libros o practiquen asiduamente la lectura pausada y atenta de los Evangelios y descubriran lo fascinante de sus enseñanzas.

vicenbarbarroja

Wednesday, May 10, 2006

QUE NO CUENTEN CON MI VOTO

Sr.Presidente del Gobierno, Sra. Ministra de Sanidad y Consumo, Señorías de los Grupos Parlamentarios en el Congresos de los Diputados (PSOE, PP, CiU, ERC, IU):

El proyecto de ley que se va a votar mañana jueves día 11 contiene graves contenidos normativos que atentan gravemente contra la dignidad y el derecho a la vida de las personas en estado embrionario, derecho que por otro lado está prescrito en la Constitución como derecho fundamental que exige la máxima salvaguarda. A la sazón, la clonación terapéutica, el diagnóstico preimplantacional, la creación de bebes medicamento, la posibilidad de investigar con embriones (seres humanos) desechando aquellos que no sean útiles tratándoles como a despojos inservibles y la eliminación de las sanciones que proscribían el uso comercial de aquellos así como el tráfico y uso industrial de los embriones, van a ser el resultado de la nueva ley si es votada favorablemente y por ello se promulga.

Estos aspectos degradantes y degenerativos de la moral y de las conciencias insanas ya fueron rechazados por la mayoría del Senado poniendo de relieve que la sociedad española no desea esta reforma por ser utilitarista, cosificadora y reduccionista. Como representantes electos que no perpetuos de la supuesta voluntad popular pido a los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados votar NO a la propuesta del gobierno socialista. España no merece ser maltratada por una ley que muta al ser humano en un objeto o cosa con la que se podrá experimentar en el laboratorio privándole de toda su dignidad por negársele su derecho constitucional a vivir.

Considero que es una desfachatez que denota un brote totalitario por parte de los poderes públicos que dista de la predicada democracia que proclaman los progresistas promulgar una ley injusta, homicida y corrosiva tras haber sido rechazada en gran medida por el Senado.

Nunca es tarde para demostrar que todavía existe pudor democrático para romper la coactiva disciplina de voto para observar el rechazo de esta proposición aún de ley. Votar en conciencia es la forma más democrática de acrisolar la propia personalidad.
No lo olviden, pues ustedes cobran sus emolumentos de los tributos que ineludiblemente les sufragamos los administrados.


Vicente Franco Gil.

Tuesday, May 09, 2006

La dignidad de vivir

Con los últimos acontecimientos accaecidos de Jorge León, pentaplégico de 53 años, se ha abierto de nuevo el debate de la eutanasia, la dulce muerte. Pero ahora con la llegada de la modernidad progresista se ha introducido un nuevo vocablo que intenta dulcificar aún más el acto de asesinar:el suicidio asistido. Y digo asesinar porque según el artículo 139 del vigente Código Penal "será reo de asesinato el que matare a otro concurriendo "alguna" de las circunstancias siguientes: 1.- alavosía, 2.- precio o recompensa, 3.- ensañamiento o aumento deliberado del dolor". Está claro que en los casos de eutanasia la alevosía es palpable y necesaria para perpetrar tal atrocidaz.

Si la sociedad reclama el derecho a la muerte digna(?)y los políticos de turno se doblegan a tales pretensiones, que no quepa la menor duda de que la eutanasia abiertamente se legalizara. Esta triste realidad que no compartimos muchos es fruto de una desviada interpretación del concepto de la vida.

En un mundo paganizado, materialista, inhibido y falto de compromiso en donde el placer y la sensualidad lo colman todo, realmente es difícil entender que el ser humano es algo más que simple materia orgánica. A pesar de que se niegue en muchos circulos sociales la existencia del alma, lo cierto es que el ser humano es un cuerpo animado o un alma corporea. Negar la evidencia sería tanto como decir que la ley de la gravedad no existe por no conocerse a simple vista, o que lo de los electrones y protones de las moléculas son cuentos chinos.

Cuando la vida humana se cifra en cortos intervalos de tiempo placenteros en los que todo marcha bien, no se tiene dolor alguno, se está alegre y economicamente se es solvente, la vida es digna y se puede disfrutar. Pero cuando las cosas cambian, esa indignidad de no poseer lo que se quiere, padecer enfermedades o sufrir desengaños ya se convierten en atributos más que suficientes para no seguir viviendo. Esta argumentación es la propia de desesperados, de personas desmotivadas, de seres que no creen en la eternidad, en la felicidad perpetua, en el gozo perenne del triunfo.

Yo creo firmemente en una sociedad de con-vivientes y no en una sociedad de muertos. Nunca sabremos donde puede estar el fin natural de nuestra vida pero lo cierto es que se acaba y luego se pasa la factura. Es dificil soportar a veces situaciones no queridas, inesperadas, inauditas...Pero suceden. A todos nos suceden. No solamente se padece fisicamente, también moral, espiritual y psiquicamente. ¿A todas estas situaciones se les debería de aplicar la eutanasia si llegara el caso? ¿ Por qué sí a los enfermos terminales o grandes dicapacitados y no a los frustrados, arruinados, desengañados o mal queridos? No, no es de recibo matar por estorbar, por no poder realizar cosas, por no comprender, por no poder desplazarse...

Con la aprobación de la eutanasia se debería modificar además la blindada Constitución española introduciendo el derecho fundamental a morir dignamente, cambiar los códigos deontológicos de la medicina, el juramento hipocrático, y tantas cosas más. Esto es una tarea de locos.

Me niego rotundamente a pensar que los seres humanos seamos un compuesto meramente celular con fecha de caducidad anticipada. Respeto a todas las personas y a sus decisiones y por ello les invito a reflexionar en un tema que compete a la sociedad en su conjunto y no a la exclusividad de unos pocos sujetos. Hay alguien por encima de nosotros que nos ama a pesar de las circunstancias en las que nos encontremos.


Vicente Franco Gil.

Sunday, May 07, 2006

Incongruencia legal

El devenir del curso político actual nos trae ahora la proposición socialista de otorgar de derechos fundamentales al “Gran Simio”. Que yo sepa la capacidad jurídica (idoneidad para ser acreedores de derechos) solamente la ostentan los seres humanos, y la capacidad de obrar aquellas “personas” que puedan participar de ellos. De ahí que los derechos fundamentales prescritos en nuestra Constitución y en multitud de Declaraciones incidan únicamente en el ser humano, constituyéndose lógicamente en derechos exclusivamente “humanos”.
Es reprensible que a los animales se les maltrate y se les aniquile indiscriminadamente, pero distinto es tratarlos como a iguales. Nuestro Código Penal ya contempla delitos relativos a la protección de la flora y fauna, pero confundir protección con salvaguarda constitucional es una senda peligrosa que excede a la razón. Por ello la falta de juicio crítico y de formación moral mutila el recto proceder de ciertos políticos que ofertan delirantes propuestas huérfanas de argumento. Y lo malo de agnósticos y ateos considerados buenos progresistas liberales no es no creer en lo divino, sino creer en cualquier cosa. Chesterton decía que mal anda una sociedad que trata a los seres humanos como animales y a éstos como a humanos. Con todo, existe una irresponsable incongruencia entre la aprobación de una ley para experimentar con embriones humanos siendo objeto de despojo y una proposición de ley para conferir derechos a los chimpancés. M. Luther King advirtió que tendremos que arrepentirnos no tanto de las acciones de los perversos sino de los pasmosos silencios de la gente buena.
Reflexionemos profundamente y no callemos pues la sutileza no descansa.

Vicente Franco Gil

MORAL Y RELIGIÓN EN DEMOCRACIA.


En una sociedad democrática se debate en multitud de ocasiones sobre las verdades. Hay quienes no aceptan la existencia de valores absolutos de referencia considerados objetivamente con independencia de la inclinación política en la que se milite y al margen de ciertas convicciones de corte ilustrado y sesgo eminentemente racional. Nuestra vigente Constitución prohíbe una religión oficial de Estado, pero al mismo tiempo asegura y garantiza el libre ejercicio de cualquiera que no contravenga el orden público además de fomentar el establecimiento de convenios de colaboración con aquellas que estén registradas legalmente en el departamento ministerial ad hoc. Así las cosas, el referido libre ejercicio se constituye como un fin y la aconfesionalidad estatal, que no laicidad, se erige como medio de ese fin.

El moderno Estado democrático, más influyente si cabe en este incipiente siglo XXI, defiende un ambicioso afán por abarcar íntegramente la realidad social al mismo tiempo que está tentado de convertirse, y de facto lo hace, en el “Santuario” de sus gobernados y administrados ciudadanos. Whiston Churchill, haciendo uso de la sátira británica, comentaba que la democracia es el peor sistema de gobierno conocido por el hombre, exceptuando todos los demás que se han probado.

Actualmente nuestro gobierno central afirma que la moral no puede legislarse por pertenecer al foro interno del ser humano cuya aplicación se restringe al ámbito de la intimidad. Craso error. La moral no se inmiscuye en la política democrática, bien al contrario es una realidad troncal que refleja, a la sazón, los valores superiores que informa el artículo 1º de nuestra Carta Magna como son la justicia, la libertad, la igualdad y el pluralismo político, los cuales con meridiana claridad se ciñen al campo más estricto de la moralidad.
En este sentido, la cuestión no es qué se legisla de la moral sino el “cómo” de la misma. La religión, por ejemplo, es la primera institución política que a la vez se apoya en un orden superior ofreciendo respuestas consistentes frente al enturbiado dominio de la mayoría institucionalmente representativa que no está legitimada para legislar todo aquello que cae en sus manos, pues se corre el riesgo de instrumentalizar erróneamente en demasiadas ocasiones la razón de ser de la normatividad.
La imposición de un ideario secular por parte de un gobierno sectario ya provocó en el pasado la lacra del nazismo y del comunismo. La victoria en las urnas no otorga licencia para devastar un sistema constitucional ni claudicar ante intereses partidistas. Se empieza por linchar a los humoristas, se continúa reprimiendo y conquistando a los medios de opinión discrepantes y se termina quemando libros y abordando las ideas. Ante esta afirmación existen gobiernos “democráticos” almibaradamente intransigentes cuya sutil intervención silencia las evidencias más visibles, arrojando a la hoguera de las vanidades la ansiada y predicada libertad.
Entendamos bien que la separación entre Iglesia y Estado es una limitación al propio gobierno, no a la religión y a su manifestación pública, por lo tanto, se debe legislar en consecuencia huyendo de la frívola trivialidad, haciendo que la moral supere al demagógico nihilismo. Como decía Borges, en democracia se abusa de la estadística, aunque yo diría que también de la lúgubre ignorancia.

Vicente Franco Gil

El valor de la palabra


El deseo de libertad se ha manifestado a lo largo de toda la historia, en mayor o menor medida, en todos los campos de la vida: social, político, económico o psicológico. Casi con total seguridad se habla mucho de él porque, a pesar de los progresos realizados, continúa siendo una ambición insatisfecha. El hombre muestra su gran ansia de libertad porque su aspiración fundamental es la culminación de la felicidad, y solamente no pensando en sí mismo es cuando de verdad no se siente frustrado.

La cumbre de la protección máxima de los derechos y libertades fundamentales del ser humano se plasma en el establecimiento de una Constitución normativa de configuración jurídica que obligue tanto a los gobernados como a los gobernantes. Pero a veces, existen desajustes entre la propia Constitución y el régimen político del que todo país esta dotado generándose ataques de derecho (normas contrarias a las leyes constitucionales) y/o de hecho (crisis del Estado). Así las cosas y remitiéndonos a la coyuntura actual, se puede afirmar con rotundidad que, a pesar del recorrido constitucional de nuestro país, se observa cierto intervensionismo del poder central que tiene como finalidad la manipulación encubierta de la opinión pública en aras de controlar con ansiedad las opiniones de las voces discrepantes amordazándolas con la falsedad de sus propias expresiones.
A este respecto, en un Estado marcadamente democrático, la actuación del poder ejecutivo debe ajustarse a la legalidad y moralidad que lo legitima, y no convertir la tolerancia en un matiz pleno de indiferencia y de subterfugios. Por ello la tolerancia en todo caso debe ser activa, solidaria, positiva y llena de benevolencia. Séneca ya advirtió en su época que “los hombres deben estimarse como hermanos y conciudadanos pues su propia naturaleza pide respeto mutuo ya que aquella nos ha constituido en parientes al engendrarnos de los mismos elementos y para un mismo fin”.
Sin embargo esa “benevolencia” no implica que todo sea sencillo y moderado, pues no esta prohibido ser áspero o crítico con los demás, sino que conviene y es deseable que con criterio rigorista la fricción política se provoque para evacuar decisiones acertadas. A pesar de ello, a veces las instituciones adolecen de madurez para encarar responsablemente los problemas que resueltamente deben solventar. Y es aquí donde la falta de respeto personal e institucional, la descalificación vejatoria y la pronta difamación entra en el terreno de juego originando verdaderos estragos que confunden a una ciudadanía que ha depositado su confianza en sus representantes electos.
Con respecto a esta contexto que desgraciadamente azota hoy día nuestro escenario político, yo recomendaría aquello que hace algún tiempo dijo Marco Aurelio: “hemos nacido para una tarea común, como los pies, las manos, los párpados. De modo que obrar unos contra otros por vanidad y prepotencia va contra la naturaleza. Se ultraja así mismo el hombre que se irrita con otro sin ver más allá, el que vuelve las espaldas o es hostil contra un igual”.

Aprendamos a ser consecuentes con nuestras palabras pues estas son el reflejo de la ponderación reflexiva de sujetos cabales, formada y bien trabada, a pesar de las diferentes convicciones que el ser humano albergue en su corazón.
El dialogo acompasado, la armonía de una exposición razonada y precisa que jalone la cuestión a tratar, es el arte de quien sabe dominarse así mismo por creer que el valor de la palabra supera al filo de la cuchilla.

Vicente Franco Gil

Thursday, May 04, 2006

El Gran simio




El gran simio es una especie protegida, porque le gustan las rosas rojas y la sonrisa beatífica de Zp